Hoy, 25 de Febrero, voy a hablar de Ramadán, álbum debut de EE. Siendo franca, no hace mucho que conozco esta banda. La descubrí a través de un post de instagram de tvwishes, una cuenta que sube fotos olvidadas sacadas de flickr con música de acompañamiento, muy recomendable.
Ramadán fue grabado en otoño de 1999, el mismo año en que la banda se formó. Vio la luz en el 2000 de la mano de Currycore records. Debido a la reforma total de integrantes del grupo y diferencias musicales, fue estrenado de nuevo en 2003 por Asian Man Records. En un principio, la banda la formaban los exmiembros de Korea Girl Tobin Mori y Jay Chow/Che Chou (guitarra y voz y bajo, respectivamente ), Brian Gathy, Peter Newman, Susan Parker, y Thom Morrison. Más tarde, todos a excepción de los dos primeros fueron sustituidos por Peter Nguyen en la batería, y Sooyoung Park como guitarrista y teclista. Este había pertenecido a la fantástica Seam, otro valioso proyecto indie post hardcore. Todos ellos asiáticos-americanos. Esta aclaración sobre la formación del grupo venía por que es importante destacar que fueron los primeros los que grabaron el trabajo, a pesar de los cambios.
El trabajo lleva esa esencia sosegada que le caracteriza desde el principio, con Sutro (heroin jazz mix). La guitarra acústica de base es absolutamente preciosa. Evoca una felicidad calmada y conformista, con un aire triste. En cuanto a la letra, se menciona Sutro Baths, un antiguo complejo de piscinas en San Francisco (lugar originario de la banda). Este detalle se repetirá en adelante, y me gusta mucho, creo que nos ayuda a conectarnos fácilmente con la banda, su contexto y su ambiente.
Las dos piezas consecutivas siguen la línea de Sutro. Acordes sencillos con un toque melancólico, pero un ritmo optimista, y un riff superpuesto que aporta profundidad, textura y un aire despreocupado.
Se abre paso Ramadan, algo más nostálgica y pensativa, pero sin llegar a ser deprimente gracias a una un acompañamiento con muchos bendings que da un atisbo relajado y extrañamente playero.
Una fórmula que he identificado durante todo el LP, es que todas las piezas tienen una base tirando a desalentadora pero luego esa potencial tristeza se rebaja con un acompañamiento podría decirse optimista. Esto no tiene por que ser una buena o mala característica, depende de como se mire. Yo personalmente lo veo efectivo y en su mayoría satisfactorio, pero agradecería que en algún tema se nos sumergiese al completo en esa desolación y pudiéramos verle la cara al completo a esa oscuridad que vemos detrás de la esquina.
Le sigue Battery Davis, de nuevo nomenclatura proveniente de otro spot de San Francisco. Un tema algo más débil, pero no carente de algo positivo. Cuenta con un riff sublime que representa bastante al sonido de la banda, muy de los noventa.
En este punto del álbum, empezaba a temer por una amenazante falta de dinamismo y repetición de recursos. Pero mi preocupación se disipó rápidamente con los temas siguientes.
La dupla de oro: Wrong Song y Retrace, mis dos canciones predilectas por excelencia.
La primera arranca con una progresión de acordes potente. No denota tanta calma como las canciones previas. Inspira una especie de enfado confuso, una energía muy adolescente, pero a la vez inteligente. El estribillo nos sorprende con una robustez y energía nuevas en el proyecto, una guitarra con distorsión completamente noventera. Mori fija esa voz calmada, imperturbable, que sirve de hilo conector entre todas las canciones del LP.
Sobre Retrace, confieso que mi corazón pertenece a esta canción. Es el tema que, tirando del hilo, me llevó a Ramadan. Ambas líneas de guitarra son sublimes, actuando como un rayo de sol que te llena de calidez. La batería es también estupenda, mantiene los pies en la tierra a la pieza. Cerré los ojos y estaba en un campo de cereal en Oklahoma, sobre un bloque de paja, siendo calada por los últimos rayos de sol de una tarde de verano. Conmovedora.
En la canción que sucede, Square back, he tomado consciencia de lo inteligente que es el uso de la guitarra en este proyecto. No se demuestran habilidades extraordinarias ni ostentosas, sino que vemos una sencillez muy efectiva y capaz de aportar textura. Otra cosa que he observado en este tema, es la presencia del violín. Lleva acompañándonos durante todo el álbum, a veces aportando cosas buenas y haciéndonos pasar un buen rato juntos, mientras que otras veces, hace apariciones algo incómodas que nos dejan pensando “¿Quien ha sido el gracioso que ha invitado a este tío?” A veces creo que sobra, le da una puntilla cursi y barata a un buen tema, pero hay que reconocer que también es un buen recurso para salvar una pieza de la monotonía.
La octava pista de Ramadán da comienzo con una intro que me emocionó. La primera vez que la escuché estaba en el coche con mis padres volviendo de hacer un plan familia. Ese punteo tan simple me llevó a pensar que todo es temporal. Que dentro de menos de lo que parece, todo lo que me rodea, mi vida ahora mismo, el espacio físico y las personas con las que estoy, no existirán. Yo voy a cambiar, ellos van a cambiar, las estaciones pasarán y un día miraré atrás y lo único que podré ver será el remordimiento de no haber valorado nada lo suficiente. Se que suena muy cliché, pero de verdad lo pienso así.
Dejando sentimentalismos atrás, la canción es algo repetitiva, lo mejor es el riff. Y ya si nos metemos en el puente es un jardín. Opino que echa a perder potencialmente la canción con ese violín que no acompaña para nada la guitarra, más bien huye de ella y se pone algo experimentaloide.
Siguiendo nos encontramos de nuevo con Sutro, pero esta vez el Supernova Whale Mix. La canción no sufre muchas alteraciones respecto a la que hemos escuchado anteriormente. Tan solo distinguimos mejor el bajo, lo que hace al tema tener un aura más grave. La batería también es menos funky que en el heroin jazz mix, se relaja un poco.
Ee no nos quieren dejar con mal sabor de boca, a si que optan por algo más optimista como pista final. DIstinguimos unos golpes cortos en la guitarra que hacen el espejismo de que la pieza es más informal y animada, pero en el fondo seguimos teniendo esas notas algo sombrías que nos harán echar de menos este proyecto
Ramadan es un álbum que destaca por ser disfrutable. Relajado, agradable, cálido… Y bastante inteligente, tanto si hablamos de las letras como del uso de las texturas. A pesar de no llevar mucho tiempo en mi vida, me atrevería a decir que ha dejado huella. Incluso ha resultado ser un vicio durante estas semanas (lo he reproducido a diario). Si tuviera que resumir el proyecto en un concepto sería: pasear por una calle tranquila con olor a primavera un día de brisa ligera. Si ya habéis escuchado Ramadán sabréis a lo que me refiero, y si no me entendereis tan pronto como lo hagáis.
Algunos elementos que destacaría, serían la siempre sobrecogedora base de guitarra y la imperturbable interpretación vocal de Tobin Mori, dándole ese remate de calma eterna que caracteriza al álbum.
Sin embargo también tiene puntos débiles. A mi juicio serían (como no) el uso prescindible del violín en algunas ocasiones, y el cierto grado de invariabilidad que se muestra en el álbum. Hasta cierto punto esto es algo positivo, porque relaciona a todas las piezas entre sí, pero echo en falta algo de versatilidad.
En resumen, Ramadan es un álbum precioso, con sus más y sus menos, pero lo he disfrutado enormemente y me encantaría que más gente conociese este tesoro. Me encantaría hablar de el impacto que este tuvo en la futura trayectoria de Ee pero lo cierto es que es algo que me queda por descubrir, a si que se podría decir que LP también me ha ayudado a expandir mis horizontes.
6,45/10